¿Es el Pasaporte Covid una Posibilidad?

Alonso Montes de Oca | 11 de Agosto de 2021 a las 14:47

El COVID-19 llegó a irrumpir con muchos aspectos en los que vivíamos, que hoy en día pudieran haber cambiado para siempre. Hubo muchas actividades cotidianas que detuvimos completamente por un periodo de tiempo (algunos más largos que otros), como fiestas, conciertos, viajes, salidas a comer y eventos deportivos. En un principio, cuando la preocupación por la propagación del virus estuvo en su culmen con el mundo entero haciendo cuarenta en sus casas, se creía que incluso habría cambios sustanciales en las industrias. ¿Recuerdan esa imagen de como se supondría que serían los aviones “de ahora en adelante”? Asientos divididos con pequeñas ventanas el uno de otro, reduciendo la capacidad total a la mitad y asemejándose un poco a los asientos en un tren, donde en lugar de ser filas, una tras otra, los pasajeros se sientan a frente. Por algunos días, la gente creía que los conciertos ya se llevarían a cabo siempre por zoom, y los aparatos para hacer ejercicio en casa dispararon sus ventas.

 

Dieciocho meses después del inicio de las cuarentenas en el mundo, podemos ver que algunos cambios no fueron tan drásticos como se pensaron. Las actividades más esenciales no sufrieron cambio alguno, volar sigue siendo igual de tumultuoso tanto sentados como en las colas para abordar, aunque la gente ya dejó de pararse inmediatamente después del aterrizaje y esperan sentados su turno para desembarcar. En general la infraestructura del transporte colectivo permanece idéntica a las épocas pre-covid, aunque con medidas personales como usar cubrebocas.

 

Donde si hemos visto cambios es en el trabajo, puesto que cada día más y más empresas se suman a la tendencia de mantener algunos días el home office, y en las actividades de ocio, donde restaurantes continúan utilizando banquetas para mantener sus clientes al aire libre.

 

Algo que no queda claro hoy en día, es el pasaporte Covid y sus implicaciones. No queda claro si será implementado o no, no queda claro si será por un tiempo determinado o indefinidamente y tampoco la logística detrás de la idea. Y es que, a medida que las economías continúan con la reapertura, más entra a discusión este tema, sobre si se debe dar trato diferente a las personas vacunadas que a las que no han recibido la dosis. Escuchamos noticias sobre que en Estados Unidos se permite a las personas completamente vacunadas realizar más actividades o dejar de usar cubrebocas, también que en Europa solamente se puede entrar si se cuenta con vacunas autorizadas por la Unión Europea, que los Países Bajos y Lithuania buscan implementar un registro que permita identificar a las autoridades quien se encuentra vacunado para poder facilitar la entrada a su país. Pero ¿qué tan viable es un pasaporte covid? Hay personas que se pusieron la vacuna, únicamente por el miedo a ser privados de acceso a países o eventos, debido a las recientes restricciones implementadas.

 

A mi parecer, las restricciones a personas no vacunadas resultan utilizables solamente a grande escala y de forma generalizada, por eso el pasaporte covid hoy en día, únicamente funcionaría como excepción a la regla. El que un país implemente medidas de restricción de viaje hacia otro país o región, bajo el argumento de protección a su población y economía es algo que siempre ha existido. Los principales problemas a los que se afronta el pasaporte covid son la practicidad, la uniformidad en el registro y la discriminación. Permitir el acceso a ciertas personas de un país con acceso restringido es a lo que hoy en día se le conoce como visa. ¿Pudiéramos considerar las visas como discriminatorias? De cierta forma sí, se trata de forma diferente y perjudicial a una persona con base en criterios que determina el país restrictivo, pero la realidad es que no se considera por los motivos de trasfondo como seguridad nacional y también porque no existe un mecanismo de defensa ante esta vulneración de derechos.

 

Dentro de un mismo país, no se le pueden negar derechos a ningún ciudadano por ninguna razón. Por ejemplo, ni los antecedentes criminales ni el padecimiento o historial de enfermedades son razón suficiente para despedir o negarle el trabajo a alguien. Debido a lo anterior y la protección que brindan las constituciones correspondientes, es que existen mecanismos de defensa ante estas vulneraciones. Sin embargo, ¿con quién puedo quejarme sobre que un país soberano me niegue el acceso a su territorio?

 

Este es el razonamiento detrás de concluir que anunciar que ningún extranjero puede entrar a mi nación, salvo que se encuentre vacunado, es viable. Temas de logística como contar con la cartilla, validar el registro de salud de otro país, o que la vacuna recibida sea válida para el ministro de salud del propio país, pasan a ser el tema para discutir. Habiendo dicho lo anterior, es que veo complicado que más adelante se implementen medidas restrictivas para los mismos ciudadanos, donde efectivamente se puede recurrir a órganos protectores de derechos humanos.

 

En conclusión, pudiera ser una realidad que estar vacunado sea requisito para viajar a otras naciones de economías desarrolladas, tal como lo es una visa. Pero el que sea aplicada la idea para viajes domésticos, restaurantes o eventos masivos como conciertos y eventos deportivos, tiene un panorama poco favorable.